beta
secondary logo
 

Liderazgo y motivación personal

Por Roberto Serna

El más fuerte es el que menos daña


Quien conoce la fuerza y el daño que puede hacer a otros tiene dos opciones: convertirse en destructor o en protector. En la imagen el cartel de la pelea legendaria entre Rocky Marciano y Harry Haft en julio de 1955. Marciano fue la clase de persona capaz de matar a alguien el ring, pero amable y cercano a su familia y amigos fuera del escenario.

La derrota puede ser muy dolorosa. Hace que las personas crean que son débiles, y una vez se transforman en débiles pueden cometer actos terribles en nombre de la frustración y el dolor. Lo vemos a diario, lo vemos en genocidios y en discusiones, lo vemos en el que amenaza y mira por encima. Cuando alguien siente la necesidad de imponer su ley es que ha reconocido que la las leyes ajenas están por delante. Sabe que es menos frente a otros, por eso causa dolor injustificado.

No es una buena idea ser débil. No es nada bueno reconocer que no puedes con algo y no hacer absolutamente nada para cambiarlo. Para cambiarte. Vivir significa paz, bondad, aceptación y atrevimiento y la debilidad significa caos, intranquilidad y sufrimiento.

Fíjate en todos esos jóvenes que han cometido masacres contra sus propios compañeros de clase, en todos aquellos que han cogido un arma, un coche o una bomba y han matado en nombre de una religión o de un resentimiento con el mundo. Todos tenían algo en común, todos hicieron lo que hicieron alegando que el mundo no respetaba las normas que ellos creían debían respetarse. Mataron en nombre de la debilidad, no de la fortaleza.

Siempre hay un paso que tienes que dar para no convertirte en un enemigo del mundo: hacer de la franqueza tu mayor virtud. Las personas fuertes hacen eso todo el tiempo. Reconocen que pueden vencer al enemigo, pero en lugar de derrotarlo le enseñan. Existen los villanos, personas que tienen tal fuerza que lo utilizan para sus propios intereses, es decir, herir a otros. Luego existen quienes saben que pueden triturar a todo el que se ponga por delante pero que no quieren hacerlo porque saben que el mundo requiere de personas fuertes pero compasivas, si no el mundo solo podría ser un lugar lleno de rencor, egoísmo y estancamiento.

Antes de que amanezca, si has abierto los ojos y no sabes bien por qué llevas un tiempo sin dormir bien, seguramente te ronde algo en la cabeza. No es nuevo que los psicólogos reciban a gente que sufre 'crisis existenciales' contándoles que la vida no es lo que debería ser, y que no son felices. La mayor parte de las patologías mentales que sufrimos las personas están achacadas a que no hemos sido capaces de permanecer fuertes en los momentos difíciles y nos hemos derrumbado, creando posos de miedo en un carácter cada vez más debilitado. Antes de que amanezca pregúntate cómo quieres pasar el día, si vas a ser un derrotado o vas a hacer que a alguien le vaya mejor la vida por cruzarse contigo.

Establece unas normas de las que no te debes despegar. Es difícil, pero es que ser fuerte no debería ser fácil, obliga a que no sigas anclado en la misma mentira que te cuentas para justificar tus débiles resultados con todo. Los débiles engañan, maquinan, ocultan y se traicionan, porque eso es lo fácil. Pero lo fácil no funciona a largo plazo, es una droga placentera y mortal. Una droga nada más. Haz que las cosas a tu alrededor tengan un sentido y una dirección, y haz que se note que tú has establecido ese sentido y orden para que tú mismo puedas convertirte en una persona ordenada y en quien se pueda confiar. Es duro, se tarda y no es fácil, pero recuerda que lo fácil es el dogma de a quienes no te quieres parecer, los débiles.