Hace escasos días tuve la oportunidad por segunda vez de peregrinar a Santiago de Compostela, una vivencia indescriptible en la que como casi todo peregrino aproveché para encontrarme conmigo y conocerme mejor.
Mis caminantes motivos no han sido estrictamente religiosos, por lo que el afán de superación, la tranquilidad, la paz interior, y la aventura han sido determinantes para elegir este maravilloso trayecto.
A propósito de este reciente viaje, aprovecho en la tarde de hoy a darle nombre al título de mi blog, y forma al mismo.
He vivido unos días intensos, muy intensos, pero de tranquilidad pasmosa y relajación moral infinita, y aunque mis piernas en este caso no pueden decir lo mismo, la mejoría física y mental pos camino, es un hecho positivo que ya forma parte de esta segunda experiencia tan magnífica en mi vida.
Si bien es cierto que elegí esta opción por convicción propia, estoy convencido de que no es necesario transitar por los senderos marcados por ninguna religión para contemplar tanta belleza paisajística, ni tan siquiera para encontrarse y disfrutar de uno mismo, pues hay una inmensidad de rutas viajeras por descubrir en el mundo.
Todos recorremos un camino a lo largo de nuestras vidas, con sus etapas, sus proyectos, sus ilusiones etc. Pero a lo largo del mismo también sufrimos episodios drásticos, imprevistos y situaciones que nos marcan, y no siempre para bien.
Por el motivo que sea, o simplemente por la tarde lluviosa y gris que hoy se presta en Avila, mi estado anímico es un tanto de desánimo. Me da pereza hasta narrar, pero entiendo que la lucha por mi propio bienestar me induce a ello, por lo que me he decidido escribir unas cuantas líneas.
Sinceramente, voy a confesar que me atormenta lo que veo a mí alrededor, tantos problemas sociales, tanta indignación, y no me puedo evadir fácilmente de ello.
Te hace sentir débil e impotente saber que personas también cercanas están pasando por dificultades de carácter bien diferente, te das cuenta que no hay remedio fácil para todo y que existen situaciones muy complejas con difícil solución.
Seguramente según vaya escribiendo me iré encontrando más alegre, pues pienso que siempre hay que crecerse ante las adversidades y por supuesto soy consciente de que escribir es una gran terapia.
ÂżLo habéis probado alguna vez?
Todos tenemos continuamente pensamientos, y es muy interesante de vez en cuando, sentarse, relajarse e inmiscuirse con una música relajante en un viaje por nuestra mente, que por supuesto debemos reflejar en tinta, y a poder ser encontrarnos en ese sitio que nos inspira, o al menos imaginárnoslo.
Volviendo a sumergirme en el camino, el de los paisajes frondosos, el de los senderos con perpetuo verdoso entre las montañas, el del deseo insistente de llegar a la catedral de Santiago, me vienen a la memoria las etapas que marqué para completar el camino. Finalmente han sido algo diferentes a lo que pensé. Por lo que una vez más he aprendido que los objetivos varían constantemente, y que el mapa de ruta no se cumple siempre tal como lo tienes previsto.
El camino... da igual el de Santiago o el de la misma vida, se asemejan bastante entre sí, Âżverdad?
Tal y como predije en esta misiva, y según he ido compartiendo con todos vosotros estas líneas repletas de sinceridad y positivismo, me encuentro más animado, mucho mejor...
En lo que recojo los bártulos por hoy, os dejo una última reflexión " Seguiré mi camino, en el que espero seguir siempre encontrándome con vosotros".